Importancia del equilibrio entre eicosanoides y su función

EQUILIBRIO ENTRE EICOSANOIDES Y SU FUNCIÓN

bascula con un muneco representando el equilibrio entre eicosanoides buenos y malos con una flor de onagra y otra de lino linaza

Los Ácidos Grasos Poliinsaturados Esenciales (AGPiE) OMEGA 3 (ALA) y OMEGA 6 (LA) son necesarios para fabricar los EICOSANOIDES.  Los eicosanoides son considerados por muchos las hormonas más importantes, porque controlan las acciones de todas las otras hormonas.

El equilibrio ente eicosanoides “buenos” y “malos” o menos favorables es de suma importancia para sentirse bien, física y psíquicamente.

En manos de mensajeros fugaces

En realidad, la mayor parte de estos problemas tienen que ver con desequilibrios en importantes subproductos que se generan a partir de los Ácidos Grasos Esenciales (AGE); nos referimos a las hormonas. Dentro de este vasto campo de mensajeros químicos que gobierna la química corporal, recién ahora la ciencia comienza a entender el valor de un sector clave: los EICOSANOIDES (ES).

Estas súper-hormonas son nada más ni nada menos que las encargadas de controlar el equilibrio de todo el sistema hormonal; cuando no cumplen su cometido, sobreviene lo que llamamos enfermedad.

Los eicosanoides han constituido el primer sistema de control hormonal desarrollado por los organismos vivos del planeta, hace unos 500 millones de años. A diferencias de las hormonas clásicas (insulina, glucagón, cortisol, testosterona, progesterona), son compuestos casi invisibles, fugaces y difíciles de identificar; por ello la ciencia ignoró su existencia durante tanto tiempo. Los eicosanoides (ES) viven apenas segundos, operan en concentraciones muy bajas y no se valen del torrente sanguíneo para cumplir su cometido; pero en realidad controlan prácticamente todas las funciones biológicas vitales.

Los eicosanoides (ES) forman una gran familia de compuestos de nombres difíciles: prostaglandinas, tromboxanos, prostaciclinas, leucotrinos, lipoxinas, etc. El caso de las prostaglandinas sirve como ejemplo para ilustrar el desconocimiento científico sobre estos (ES), que recién ahora comienzan a ser descifrados. Así llamadas por haberse aislado en la glándula prostática, las prostaglandinas se descubrieron en 1936, pero solo en los años ochenta se advirtió que no se producían en la próstata y cuál era su verdadero mecanismo funcional. Es más, recién el premio Nobel de Medicina de 1982 permitió comprender exactamente como actuaba el fármaco más vendido del mundo y hasta entonces poco interpretado: la aspirina. A raíz de un trabajo sueco, la ciencia comprendió que la aspirina logra sus efectos (analgésico, antiinflamatorio y fluidificante sanguíneo) interviniendo sobre la síntesis de los eicosanoides (ES).

Dicho sea de paso, esos mismos efectos de la aspirina los podemos obtener en forma más natural y sin efectos secundarios, con una equilibrada síntesis de nuestros propios eicosanoides.

A diferencia de las conocidas hormonas endocrinas, los ES no se fabrican en una glándula específica; todas las células del cuerpo (salvo los glóbulos rojos) pueden sintetizarlos a partir de los ácidos grasos poliinsaturados esenciales (AGPIE), según la necesidad y para empleo inmediato. Como ocurre en todo mecanismo hormonal, los ES trabajan por efectos opuestos y complementarios. Dado que son el sistema hormonal más potente, el equilibrio de estos compuestos antagónicos, es lo que nos garantiza protección corporal y buena salud.

Se puede afirmar que, a nivel celular, los ES representan el sistema final de control y equilibrio orgánico. Si bien se los clasifica en “buenos” y “malos”, según sus mecanismos de acción, tal simplificación resulta arbitraria y poco objetiva. Por ejemplo, hay ES que generan inflamación y otros, el efecto opuesto, pero ambos son necesarios; frente a una lesión se requieren los primeros (que generan la inflamación) y posteriormente serán útiles los segundos. Veremos que este concepto relativo de “bueno” y “malo” también se aplica incorrectamente al tema colesterol. En la biología hay predilección por la tendencia al equilibrio; los extremos son síntoma de enfermedad y desorden.

A fin de visualizar los efectos antagónicos de los ES, y por una cuestión meramente didáctica, haremos uso momentáneo de esta simplificación. Convengamos que los “buenos” son aquellos de acciones marcadamente más saludables, mientras que los “malos” son generalmente los menos favorables. Dada su influencia en el equilibrio corporal, veamos sus principales efectos, para luego ocuparnos de los factores que promueven su síntesis celular. De ese modo sabremos como influir en un sentido u otro, cosa que, inconscientemente, hacemos a cada momento con nuestros alimentos.

Funciones de los ES más saludables o “buenos”:

  • Regulan el flujo de sustancias, dentro y fuera de las células
  • Reducen la agregación plaquetaria (efecto anticoagulante)
  • Bajan la presión sanguínea (hipotensores)
  • Controlan el nivel de colesterol sanguíneo
  • Regulan la presión ocular y articular
  • Actúan como drenantes renales (diuréticos)
  • Dilatan los vasos sanguíneos (vasodilatadores)
  • Inhiben la división celular (limitan el desarrollo tumoral)
  • Previenen las inflamaciones (antiinflamatorios)
  • Regulan la respuesta al dolor (analgésicos)
  • Ayudan al efectivo funcionamiento de la insulina
  • Mejoran la función nerviosa (tranquilizantes)
  • Estimulan la respuesta inmunológica
  • Activan la producción de los linfocitos T
  • Regulan el metabolismo del calcio
  • Regulan la producción de esteroides
  • Movilizan las grasas saturadas
  • Retienen en las células el ácido araquidónico (promotor de ES malos)

Funciones de los ES menos favorables o “malos”:

  • Promueven la agregación plaquetaria (efecto coagulante)
  • Inducen la retención de sal y agua
  • Aumentan la presión sanguínea (hipertensores)
  • Contraen los vasos sanguíneos (vasoconstrictores)Omega
  • Favorecen el proceso inflamatorio (proinflamatorios)
  • Promueven la proliferación celular (estimulan el desarrollo tumoral)
  • Deprimen la respuesta inmunológica
  • Incrementan la transmisión del dolor

Como podemos apreciar, casi todas las funciones fisiológicas del cuerpo humano dependen de un adecuado equilibrio entre estos grupos de mensajeros hormonales. Es más, las principales enfermedades (cáncer, problemas circulatorios, artritis, esclerosis múltiple) pueden considerarse directa consecuencia de la síntesis desequilibrada de los distintos tipos de EICOSANOIDES.

Por ello es importante conocer los factores que condicionan la producción de uno u otro tipo. Si bien los mecanismos de interacción y síntesis exceden (por su complejidad) el contexto de este trabajo, podemos simplificar diciendo que el equilibrio de los ES depende de variables eminentemente nutricionales, y por tanto se hallan bajo nuestro directo control.

El OMEGA 3 promueve los eicosanoides “BUENOS” mientras que el OMEGA 6 promueve los eicosanoides “MALOS” o menos favorables, los dos son necesarios en ADECUADO EQILIBRIO para buen funcionamiento de nuestro organismo.

Este es un fragmento del libro “Grasas saludables” Autor: Néstor Palmetti

Grafico 7 Composicion de aceites y equilibrio entre omega 3 y omega 6

Para combatir el desequilibrio de Omega 6 y Omega 3 en nuestra dieta, nos puede ayudar el consumo diario de aceite de lino, especialmente si es tomado mediante la dieta Budwig.

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equilibrio omega 3 y omega 6 moléculas de eicosanoides

Referencias bibliográficas

Fuente información:

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Los beneficios mencionados se refieren a los principios activos de los productos (ácidos grasos, vitaminas, minerales, fitoquímicos etc.) La base que sustenta esta información está fundamentada en estudios científicos (ya sea en humanos, animales o in vitro), la experiencia profesional y el uso tradicional. 

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